La bruma se apartó y se dejó ver entre las sombras aquel faro que había estado buscando. - Daniela

Una frase , una hoguera. - Raúl

sábado, 12 de septiembre de 2015

Respiro



El gato que busca
la madeja de lana,
así estoy yo
cuando no sé nada.

Hundo mis manos
en papel que late,
últimamente,
es lo único que me vale.

Vivo, me hincho.
Escribo, me desinflo.

Mi interior se hace pequeño,
ya no me caben más cuentos.
El sapo resultó ser rana
envuelta entre capas de pana.

Sigo soñando,
quiero ser nube
para que al llover,
mi esencia te nuble.

Esto es algo que sube,
llega  hasta el cielo
y no se hunde.

Quiero ser aire,
como el que roza mi cara
en un día de calor,
fresco, nuevo, esperanzador.
Me hace recordar
que el invierno
no tardará en llegar.

Ahora escribo sin motivo,
para huir de todo en un suspiro.

Respiro. Respiro. Respiro.
Profundo, y me río.

--Daniela--

martes, 8 de septiembre de 2015

Yo y yo. Tú y tú



Recordando cuando fuimos
a parar en el camino.
Nos demoramos en saborear
todo lo que quisimos,
pero algo hizo que se rompiera
la cuerda que nos había unido.

Qué bonito fue.
Para mí
lo más intenso que viví.

No te voy a negar
toda esa felicidad,
tan grande, que al suceder
no me la llegué a creer.

Tampoco te niego
lo que sentí
al verte partir:
un dolor ciego
en el fondo de mi pecho.

He de confesar
que me ha costado
volver a caminar,
pero digo con orgullo
que ya no hay nada tuyo,
todo aquello ya es pasado,
ya no duele, ya no hiere.

Sigo pensando que fue bonito,
de las mejores historias
que he vivido,
pero puedo recordarlo
sin dar un paso en falso,
sin caer en el derribo
que hasta hace poco ha sido.

No sé qué va a pasar
entre yo y yo,
entre tú y tú,
entre tú y yo
o yo y tú.

Pero gracias.
Por aquel episodio,
por haber existido en mi vida,
por haber sido una salida,
una escapada al mismo cielo
y por haberme puesto
los pies en el suelo.

--Daniela--

domingo, 6 de septiembre de 2015

Pequeña musa

¿Desde cuándo hablarle al vacío
se ha convertido en un desafío?
¿Desde cuándo yo he empezado
a girarle la cara a un encrucijado?

No me dejes, pequeña musa,

sigue abusando de tu palabra difusa,
ábreme la inspiración
y haz que sea, te lo pido,
de larga duración.

Háblame, pequeña musa,

dime lo que quieres,
comunícate con el mundo
a través de un papel moribundo.

Con tus palabras cobra vida,
puede ser lo que tú pidas,
desde una luz de Roma,
hasta ese lunar
que quiere que te coma.


--Daniela--

Hijos del plutonio

     La taza de latón está ya bien caliente. Es un fuego pequeño, pero al menos permite cocinar algo. La madera que antes ardía tan bien, últimamente no es capaz ni de darme calor. Resignado, me arropo tanto como puedo entre viejas y nuevas mantas. Encogido, entumecido, tiritando. Pasan los días indiferentes mientras las noches enormes nos arrasan sin esfuerzo. El cielo describe síntomas de enfermedad terminal. Casi puedes oír las carcajadas del Sol, irritante como un niño que ignora el dolor ajeno, juega a esconderse de todo tras los nubarrones de tormenta. Muñecos de trapo humano recorren las calles y los caminos de estas tierras calcinadas y estériles. Los observo desde mi polvoriento escondrijo.

     Estoy solo en mi refugio y en mi misión. Hay compañeros en ciertos enclaves a lo largo y ancho del terreno, aunque según parece no compartimos objetivo final. Hoy, taza en mano, descanso, planifico y espero hasta mi próxima incursión. Me distraigo con el trágico caminar de los perdidos.

     Desdibujadas, figuras olvidadas vagan por la planicie reseca. Lastimeras, nauseabundas, ejemplaridad de algo traumático. Parecen la obra de un alfarero que, encendido por una cólera repentina, mutila y destroza su obra justo antes de hornearla. Hordas de grotescos nudos de carne aúllan... maltratados... confundidos... enrabietados... Pagan su torpeza y falta de fe con tremendas cicatrices y mutilaciones. Estaban ideados para ser el mucho de un algo muy bueno, pero no para soportar las palizas, los ahogos, la abrasión de la miseria... Ahora, atontados y en ristre ante los avatares del entorno, son el todo de un para nada. Quizás  nunca tuvieron una verdadera oportunidad. El castigo del camino los marca y los derrota de una forma tan inconfesable que la ponzoña se torna cáustica en su interior. Huéspedes de una naturaleza demacrada, en vergüenza, miedo y dolor, irreconocibles para si mismos, arrastran el cadáver vivo del alguien que una vez pudieron, quisieron, o debieron ser, dejando a su paso un hedor de inmundicia y rencor. Exigen cobijo en penitente divagancia, mientras mancillan y escupen sobre la tierra que recorren.

      Lo cuentan mis ojos exhaustos, mis ojeras delatoras, mis párpados decaídos, mi mirada decepcionada...  Tan dolido y tan insensibilizado a la vez, que ya ni siquiera busco responsables. Antaño, al reparar en los dibujos de desidia que poblaban las vías y conductos de la ciudad, algo se despertaba en mí: una respuesta, un deseo de venganza, de justicia. Hermanos caídos que eran víctimas tornadas en verdugos; pues pese a que ellos rechazaron siempre mi presencia y mi ser, pese a que aquellas dolencias por siempre sangrantes en mí, fuesen causadas por ellos, perfectamente sabía que aquella rabia que les hacía maltratarme y en el mejor de los casos abandonarme en el desierto o la nieve, no era sino una extensión de la misma nocividad que a ellos les había fustigado en el pasado. Por algún motivo reservado ese efecto espejo paso de largo cuando me tocaba a mi. Desconozco el por que, pero el universo me dejo ir en paz en algún momento... ¿o quizás fue justo lo contrario? El tiempo me lo dirá, ya me cansé de pensarlo. La hambruna sostenida sustituyo a la incertidumbre realmente. Los conocimientos y el entendimiento que en días pasados adquirí, buscando un pequeño hueco por el que tocarles, alcanzarles, darles a entender y ayudarles, ahora me sirven para predecir sus movimientos y aptitudes. Los esquivo cuando lo necesito, aprovecho su presencia sin perjuicio, aquello que sea necesario. Ahora solo busco leña, comida y abrigo para sobrevivir los inviernos salvajes. Mi búsqueda debe ser y es mi prioridad. Al cabo del tiempo, el frío me hizo "una oferta que no podía rechazar", y el puedo ahora vive al servicio del debo y el quiero. Para ellos: espero que el peso de la dificultad actúe al fin como nivelador de justicia y guía. No puedo permitirme apartar la mirada de la carretera.

   Buenas noches.

   Buena suerte.


Acompañamiento musical:
Bob Dylan - Tomorrow is a long time




--Raúl--

sábado, 5 de septiembre de 2015

Mesa de dos patas

Abro la puerta
que llevaba a cuestas
y noto un nuevo despertar
en mi caminar.

Detrás hallo paz,
tan tranquila,  tan serena,
que asusta, hace temblar.
Seguro que será
porque hace mucho
que no la veo.

Pero llega el momento,
un día,  una amiga,
una locura
de esas que curan.

Vuelven las risas
a mi boca adormecida,
vuelve el calor
que quema todo el dolor,
vuelve la esperanza
que daba por muerta.
Y vuelvo a creer
que mis piernas
pueden crecer.

Le hago una llave,
neutralizando a todo aquello
que venga en clave.

No quiero saber más
que los problemas
de mi humanidad,
los de siempre,
los inevitables.

No quiero historias
de princesas disecadas,
de príncipes a caballo
que lo dan todo por un anillo,
de torres encantadas
y pájaros que planchan.

Quiero salirme de lo habitual
en este mundo tan normal.


--Daniela--